A septiembre de 2025, el sistema bancario boliviano opera en modo defensivo ante un entorno macro frágil: el balance crece +3,6% nominal (≈ USD 1.479 M al TC oficial), pero crédito y depósitos se contraen en términos reales. La expansión se concentra en activos líquidos de corto plazo —disponibilidades e inversiones temporarias— con mayor exposición al BCB y un repunte de la cuenta 124 (TGN), mientras se reduce el crecimiento de la cartera. El fondeo se vuelve más volátil, con menor peso de los depósitos a plazo y mayor dependencia de ahorro y corrientes, en un contexto de escasez de USD y un mercado cambiario "desdoblado". La calidad de activos sigue tensionada por la cartera reprogramada (~15%), principal vector de mora. Pese a un ROE positivo y en recuperación, los márgenes enfrentan presión (tasas activas reguladas y necesidad de subir pasivas), lo que refleja menor intermediación financiera y dependencia creciente del BCB para gestionar liquidez.
Este artículo presenta cómo extraer datos económicos del FMI a través de su API DataMapper, utilizando funciones en `R` para organizar y analizar información de indicadores y países. Se ilustran aplicaciones con Bolivia y España, mostrando cómo acceder de forma estructurada a datos como crecimiento del PIB, desempleo, inflación, déficit fiscal y deuda pública.
Este artículo explora la extracción de datos de la CEPAL y su aplicación en el análisis de la inflación en Bolivia, utilizando el lenguaje de programación R para acceder a datos económicos relevantes. A agosto de 2025 la inflación interanual de Bolivia va desde 16.05% (bienes no transables) hasta 30.43% (bienes transables).
A junio de 2025, el sistema bancario boliviano mantiene una estrategia defensiva ante un entorno macroeconómico deteriorado. La expansión del balance se concentra en inversiones temporarias, principalmente en instrumentos del BCB y ahora también del TGN, en desmedro del crédito, cuyo crecimiento se desacelera y muestra mayor riesgo, especialmente en la cartera reprogramada. El fondeo bancario se vuelve más volátil, con menor peso de los depósitos a plazo y mayor dependencia de cuentas de ahorro y corrientes. Aunque la rentabilidad mejora, lo hace sobre activos de bajo riesgo y alta liquidez, reflejando una menor intermediación financiera y una creciente dependencia del BCB.
Desde finales de 2023 Bolivia enfrenta un proceso inflacionario acelerado y generalizado, con una inflación interanual de 23.96% en junio de 2025 y fuertes alzas tanto en bienes transables —afectados por el desdoblamiento cambiario— como en los no transables y la inflación subyacente. El déficit fiscal persistente, financiado por el Banco Central mediante emisión monetaria, ha debilitado el régimen cambiario, erosionado la credibilidad institucional y limitado la capacidad del BCB para controlar la inflación. Sin una consolidación fiscal creíble y la recuperación de la autonomía del Banco Central, las presiones inflacionarias seguirán intensificándose.
En los últimos años, Bolivia ha experimentado una persistente incapacidad para sostener el equilibrio fiscal, agravada por su dependencia de ingresos extraordinarios provenientes de recursos naturales. Además, en los últimos meses la inflación se ha acelerado, sobrepasando los dos dígitos. Esta entrada analiza, desde una perspectiva histórica, cómo los déficits fiscales recurrentes y su financiamiento a través del Banco Central han contribuido a ciclos de inflación. A partir de este diagnóstico, se presentan dos propuestas concretas —una regla fiscal y la reforma del Artículo 22 de la Ley del BCB— como medidas complementarias para fortalecer la sostenibilidad macroeconómica.
A marzo de 2025 el sistema bancario boliviano muestra señales claras de una estrategia orientada al corto plazo ante un entorno macroeconómico incierto. La expansión del balance se ha concentrado en inversiones temporarias, particularmente en instrumentos emitidos por el BCB, reflejando una mayor canalización de liquidez hacia esta institución. Mientras tanto, el crecimiento de la cartera de créditos se ha desacelerado (5.4% anual), y los bancos enfrentan dificultades para captar depósitos a plazo, recurriendo cada vez más a cuentas corrientes y de ahorro, más volátiles y sensibles a shocks de confianza. La mora permanece elevada y se concentra en la cartera reprogramada, que sigue representando alrededor del 15% del total. Si bien la rentabilidad del sistema ha mejorado, lo ha hecho apalancada en colocaciones con bajo riesgo y alta liquidez, lo que sugiere una menor intermediación financiera hacia la economía real. En conjunto, el sistema se resguarda, prioriza liquidez, pero sacrifica profundidad crediticia, en un contexto de fragilidad estructural y creciente dependencia del BCB.
En esta entrada evalúo la calidad de las nuevas estimaciones de PIB a nivel granular de Rossi-Hansberg & Zhang (2025), comparándolas con los datos oficiales del INE. A nivel nacional las diferencias son menores al 1%, y aunque a nivel departamental las brechas son mayores, especialmente en algunos casos como Cochabamba o Santa Cruz, las estimaciones han mejorado con el tiempo. Los resultados son prometedores para investigaciones subnacionales en Bolivia.
Los investigadores Rossi-Hansberg & Zhang (2025) del Becker Friedman Institute han estimado el PIB y el ingreso per cápita a nivel subnacional en todo el mundo entre 2012 y 2021 mediante técnicas de machine learning e información de alta resolución. Esta herramienta representa un avance clave para países en desarrollo como Bolivia, donde la falta de datos dificulta la evaluación de políticas públicas. Al aplicar estos datos a nivel municipal, se observan patrones relevantes en la distribución del ingreso, especialmente en regiones fronterizas y urbanas. Estas estimaciones abren la puerta a investigaciones más precisas y decisiones públicas mejor fundamentadas.
Bolivia atraviesa una crisis macroeconómica marcada por el aumento de la inflación, la pérdida de reservas internacionales y un déficit fiscal persistente. Tras años de estabilidad impulsada por altos precios de materias primas, desde 2014 el país ha enfrentado una caída en los ingresos por exportación de gas, lo que ha llevado al Banco Central de Bolivia (BCB) a financiar el déficit del gobierno mediante emisión monetaria. Esto ha generado desconfianza en la moneda nacional, un mercado paralelo de dólares y expectativas inflacionarias desancladas. La falta de independencia del BCB agrava la situación, ya que actúa como un brazo del Ejecutivo en lugar de una entidad autónoma. Para restaurar la estabilidad, se requiere disciplina fiscal, independencia del BCB y, en última instancia, considerar la dolarización si no se logra recuperar la confianza en la política monetaria.